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Renovación del Museo de Arte Moderno

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El Museo de Arte Moderno, situado en Avenida San Juan 350, estuvo en un proceso de reconversión que comenzó en 2018 y ahora, durante 2020, aprovechando el período del distanciamiento social que impuso la pandemia, el artista cordobés, Elián Chali, reconocido por sus intervenciones en espacios urbanos, pintó un mural de 330 m2 en la fachada.

Mural Museo arte modernoSe trata de un trabajo que utiliza una superposición de planos en colores primarios, que ocupa la fachada sobre avenida San Juan, da la vuelta hasta la esquina de la calle Defensa y llega hasta el estacionamiento.

En esta obra priorizó las formas blandas para ir contra la estructura edilicia, no será permanente sino que la idea es que sea reemplazada con el aporte de otros artistas en el futuro. Lo cierto es que el mural de Chali no puede ser más pertinente para la institución de la calle San Juan. Se trata de una obra de arte moderno puro que establece un diálogo entre la piel y las entrañas del museo alimentado por la colección Pirovano, el acervo público más completo de arte geométrico-abstracto de la Argentina.

Chali, un joven con discapacidad producto de una displasia ósea e hipoacusia que se dedica con maestría a este tipo de intervenciones para grandes espacios. El artista dice que sus obras son como “gestos de acupuntura” sobre el nervio urbano y a la vez afirma la voz de las personas con discapacidades como colectivo social. Así, su obra puede vincularse a la ideología estética del street art, que va de lo político a lo vandálico. El Museo, en tanto, habla de “activismo disca” en un intento por relacionar el trabajo de Chali con la agenda del arte contemporáneo. Pero al que le toca circular con dificultad por las ciudades es a él. “La situación para gente como nosotros en Córdoba es triste y desoladora”, dice Elián.

Quienes le pusieron el cuerpo al mural fueron: Carlos Bolig, Juan Carlos Ovejero y Germán Ovejero. Los tres héroes anónimos, proveedores externos que participaron de los trabajos de pintura, ya que según dice Chalí “fueron fundamentales en el proceso de trabajo, hubiera sido imposible sin ellos. Pero la cuestión de la autoría es un poco antigua y por otro lado mi experiencia con la interdependencia con otras personas la aprendí fuera del arte”.

Victoria Noorthoorn, directora del Moderno, dijo que esta obra simboliza la apertura del Moderno al barrio o un intento más efectivo por integrarlo. En ese plan, se cedieron otros espacios del edificio para que otros artistas los intervengan como es el caso del sitio específico Mística robótica en la economía de cristal, una suerte de cortinado de Diana Aisenberg que separa el lobby del patio. Hasta fines de febrero se pueden ver también las muestras de Sergio De Loof y Mildred Burton, y durante el otoño continuará abierta la impactante instalación de Nicanor Aráoz.