(ANSA) – NUEVA YORK, 21 FEB – Una herramienta clave en la lucha contra el Covid-19, el oxímetro -medidor del oxígeno en sangre- es posible que no funcione en pieles más oscuras.
Esta es la advertencia de la Administración Estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA), que ha analizado varios estudios sobre el tema.
Según un estudio en particular, publicado en diciembre en el New England Journal of Medicine por el doctor Michael Sjoding de la Universidad de Michigan, en 10 mil pacientes el oxímetro dio un resultado engañoso en el 3,6% de los chequeador blancos y en el 11,7% de afrodescendientes.
En la práctica, explica Sjoding, uno de cada 10 pacientes negros podría recibir un diagnóstico erróneo.
Además, según datos del Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos, los afrodescendientes, los latinos y los nativos americanos tienen cuatro veces más posibilidades de ser hospitalizados por Covid-19.
La explicación de por qué el oxímetro funciona menos en pieles oscuras es relativamente simple.
El dispositivo funciona enviando dos tipos de luz roja a través del dedo. Un sensor en el otro lado del dispositivo capta esta luz y la usa para detectar el color de su sangre.
La sangre roja brillante está altamente oxigenada, mientras que la sangre azul o violácea lo es menos.
Si el dispositivo no está calibrado para pieles más oscuras, la pigmentación puede afectar la forma en que se absorbe la luz.
Afortunadamente, argumentan los investigadores, los médicos no confían única y exclusivamente en los resultados de los espirómetros para hacer un diagnóstico de coronavirus.
Según los expertos, es fundamental poder detectar la llamada hipoxia silenciosa, la situación en la que un paciente tiene descensos del oxígeno en sangre que pueden llegar a ser graves sin percibir sensación de dificultad respiratoria.
No era algo común hasta la aparición del Covid-19. También se la llama “hipoxia feliz” y se la relaciona con esta enfermedad, concretamente con algunas formas de neumonía que se presentan en la infección por coronavirus.
Durante la pandemia los médicos observaron algo inusual
Normalmente, las personas que sufren un cuadro de hipoxia grave se agitan y empiezan un mecanismo compensador: toda la musculatura costal se pone en marcha para intentar suplir la falta de oxígeno.
Muchos pacientes con hipoxia grave por el coronavirus no mostraban esta reacción e incluso cuando se les preguntaba qué tal estaban, respondían que bien, pese a unas cifras en la pulsioximetría bajísimas.
Entonces los especialistas se percataron de que en un número importante de pacientes con neumonía por Covid-19 lo que se producía era una alteración neurológica de los receptores costales, es decir, que los receptores de la musculatura costal, que es la que hace que cuando alguien tiene dificultad respiratoria enseguida mueva el tórax para arriba y para abajo, están aturdidos y no detectan que no hay suficiente oxígeno.
Por eso, el paciente no se comporta como si tuviera una falta de oxígeno.
De ahí, que la solución en estos casos pasa por el oxímetro, una forma no invasiva de monitorizar los valores de oxígeno en sangre (ANSA).
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