Luego del tan ansiado titulo del Mundo de la selección Argentina, en la casa del mas grande, se festejo a pleno con choripanes y clavados en la pileta.
Vecinos y vecinas del barrio de Villa Devoto festejaron en zonas cercanas la obtención de la Copa Mundial de Fútbol en lo que fue la casa de Diego Maradona en ese barrio porteño.
Luego de la gigante aparición de Emiliano “Dibu” Martínez y la gran eficacia del conjunto albiceleste durante la tanda de penales fueron el desencadenante de una fiesta total en el chalet de Villa Devoto.
Desde tempranito los fanáticos se concentraron desde la mañana temprano en la calle Cantilo al 4500, frente a la casa donde vivió Diego Armando Maradona, para festejar la previa de la final del Mundial de Qatar entre el seleccionado argentino y el francés.
El dueño de la propiedad, “Ariel” indicó que esperan mucha gente para hoy. El otro día, después de la victoria contra Croacia, se juntaron más de mil personas, el chalet se transformó para algunos vecinos en un lugar de cábala, luego de los resultados positivos del combinado dirigido por Lionel Scaloni.
Un vecino de Villa Bosch, indicó “con los chicos vinimos acá en el partido contra México y la verdad nos dio mucha suerte, también este es un lugar mágico”, una hora antes del partido, los espectadores empezaron a cantar por Maradona, con mucha emoción y fervor.
Los organizadores de la casa, entregaban banderas y vuvuzelas para alentar a la selección, una gran cortina de humo proveniente de las parrillas se adueño del lugar.
En las parrillas ubicadas detrás de las pantallas el aroma de los chorizos y vacío en la parrilla impregnaba la casa; Susana, vecina de La Paternal y fanática de Argentinos Juniors, pudo visitar por primera vez el chalet de la calle Cantilo.
La mujer comentaba, “Imagínate para mí que soy fanática del bicho y pisar este césped que lo tocó el mismísimo Diego (Maradona), la verdad estoy con las pulsaciones a mil”, indicó la señora que mostró una camiseta del club de La Paternal firmada por los jugadores, incluida la de Alexis MacAllister, mediocampista de la selección argentina.
Antes de ver el partido, los organizadores colocaron la réplica de la Copa del Mundo en un pequeño altar al lado de una virgen de Luján, rodeado de laureles, también de tachos con bebidas para que los visitantes se puedan hidratar.
La casa era una fiesta, “Muchachos” y “el que no salta es un Inglés”, se cantaban dentro del chalet.
“Un día los hijos de tus hijos preguntarán por él”, señala una bandera celeste y blanca que llevaba Sergio con la cara del 10, un integrante de la Iglesia Maradoniana.
El “Cóndor”, como se apoda, señaló: “El Diego es lo más grande que hubo y estoy seguro que desde el cielo estará alentando como todos nosotros”.
Cuando faltaban solo 20 minutos para arrancar el partido, se emitieron una serie de imágenes del “Pelusa, al ritmo de la Mano de Dios de Rodrigo y “Para siempre” de los Ratones Paranoicos.
Algunos hinchas para combatir el calor, se tiraron a la pileta del lugar, mientras otros agradecían el “catering” con sanguchitos de miga.
El comienzo del partido, ilusionó al público que empezó a cantar “para ser campeón hoy hay que ganar”, a los 10 minutos, los músicos del lugar comenzaron a tocar “Muchachos” , una de las canciones más populares de la hinchada argentina durante esta copa del Mundo.
Luego besos, abrazos y con llantos acompañaron a los goles argentino, que luego desencadenó en un gran baile realizado por un grupo de simpatizantes que danzaban alegremente.
Igualmente a pesar de los goles recibidos y de los dos empates que logró Francia, el optimismo del público era total, en especial luego del gran desempeño llevado a cabo por el equipo de Lionel Scaloni.
Durante la tanda de penales, los espectadores apelaron a diferentes cábalas y rituales, que iban desde el rezos y hasta promesas instantáneas.
“Si el Dibu (Martínez) ataja los penales, yo me compro su buzo”, señaló Federico, un joven de 25 hincha de Rosario Central.
En cambio, otros hinchas en cambio decidieron no mirar los penales y oraban posando sus manos sobre una camiseta.
Pero “Dibu” Martinez se volvió a vestir de héroe luego de atajar el penal a Kingsley Coman y luego sumado al penal errado de Tchouameni, que provocó un festejo total en el lugar.
El último penal anotado por Gonzalo Montiel género un clima de abrazos, llantos, gritos en los espectadores, una decena de personas se lanzaron a la pileta de la casa, en donde cantaron canciones representativos de la selección Argentina.
Cuando comenzó la coronación del equipo, los espectadores se juntaron a todas las pantallas disponible en el mobiliario para ver cómo el capitán Argentino, Lionel Messi, levantó “la tercera” mientras un grupo de fanáticos cantó simultáneamente “esto es para el Diego, que lo mira desde el cielo”.
Gonzalo, un vecino del barrio de Devoto y que vivió en la época en donde el astro de Villa Fiorito, señaló que “este es nuestro lugar de congregación para los que quisimos y queremos a Diego”.
A comienzos de los años 80, luego de su pase de Argentinos Juniors a Boca, Maradona le regaló a sus padres Doña Tota (Dalma Salvadora Franco) y Don Diego (Diego Maradona) la casa ubicada en el barrio residencial, que cuenta con 700 metros cubiertos.
El momento en que Diego compró la casa se ve reflejada en la decoración, los detalles de mármol y cerámica, característicos de la época, uno de los seis dormitorios que componen la propiedad, el único con baño privado era el que utilizaba el astro del fútbol en sus días de descanso.
El patio está tapizado con césped sintético puesto especialmente por Diego Armando, en tanto que el quincho, donde se celebraban los asados hechos por Don Diego y se comían los ravioles preparados por Doña Tota.
En las puertas de vidrio de la casa, una gigantografía montada con la imagen de Diego Maradona junto a su familia tenia una frase que resultó premonitoria: “La vida siempre nos da una segunda oportunidad”.