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Helado de agua de mar Caribe en el Malba

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La curadora Sara Hermann conceptualiza la performance como “la acción de ingerir la geografía explícita, la relación y aceptación de lo insular y el Caribe como circunstancia”.

“Helado de agua de mar Caribe” se presentó en cuatro ocasiones: la primera vez en 2002 en la feria Art Chicago.

La obra comestible en la que se diluye la distinción entre objeto artístico y lo efímero de la acción, “Helado de agua de mar Caribe”, de la artista cubana Quisqueya Henríquez, donde plasma las contradicciones de una geografía, se presenta como acto documental y memoria junto a la artista, la curadora Sara Hermann y Gabriela Rangel, en la inauguración de la quinta performance del programa virtual “La historia como rumor” del Malba, que tendrá lugar hoy a las 18.

Doblemente efímera, la acción participativa “Helado de agua de mar Caribe” está conformada por una pieza en forma de helado, de agua de mar, cuya materia prima -agua de mar, algas y coco- fue recolectada por Henríquez (La Habana, 1966) y elaborada como un helado, y la cual fue presentada en cuatro ocasiones, la primera en 2002 en Estados Unidos. Lo que se podrá ver en el Malba es la documentación y registro de esa obra como acto de reconstrucción de la pieza y su contexto.

Como una performance, la propuesta de la artista radicada en República Dominicana, invitaba a los participantes a “realizar la acción de consumir agua de mar en un formato inesperado”, cuenta a Télam la curadora Sara Hermann y lo conceptualiza como “la acción de ingerir la geografía explícita, la relación y aceptación de lo insular y el Caribe como circunstancia”.

“Quisqueya Henríquez es una artista significativa en el panorama del arte contemporáneo -explica Hermann-. En el espacio Caribe y América Latina su obra tiene una significación particular al aludir, entre otras cosas, a ciertas zonas grises de las identidades y los arraigos. Su discurso se ubica en las brechas fronterizas, en las lagunas en la historia, y evidencia muchos estereotipos adjudicados”, refiere sobre la artista cuya “proyección excede lo regional”.

“Helado de agua de mar Caribe” se presentó en cuatro ocasiones: la primera vez en 2002 en la feria Art Chicago con curaduría de Peter Doroshenko, en la exhibición The World Outside curada por Amy Rosenblum en el Bronx Museum of the Arts (Nueva York) en 2007; al año siguiente en el Perez Art Museum de Miami (PAMM) y fuera de Estados Unidos en la exhibición Performar en el Centro Cultural de España en Santo Domingo (República Dominicana) con curaduría de Arte-estudio en 2009.

Para Gabriela Rangel, directora artística del Malba, se trata de “una de las acciones más poéticamente contundentes que se han concebido en el arte contemporáneo de América Latina. La contención de su imagen tanto como su ambivalencia huidiza, son equivalentes a la eficacia de su falsa promesa de felicidad. Este helado agridulce de color turquesa nos pasea por fragmentos de la historia del corredor archipelágico que produjo el pensamiento postcolonial más cosmopolita de la región”.

Y agrega: “Traerlo a Argentina en un momento donde la experiencia de lo inédito ha sido clausurada por la pandemia es, además, una manera de potenciar el imaginario de esta acción. Este helado de Quisqueya Henríquez merece ser parte de la serie ´La historia como rumor´ donde se calibra un conjunto de performances y acciones que nos hacen compartir de manera oral narrativas históricas en las que hechos y ficción se entremezclan”.

Por su parte, Henríquez dice a Télam que el trabajo de documentación de una performance o acción no siempre se realiza con éxito, por lo cual “este proyecto activa a buscar el material que sirva para reconstruir el hecho lo más fiel posible, ya sea a partir del material que guardamos, o lo que recordamos o creemos recordar”.

“En el caso de la acción ‘Helado de agua de mar Caribe’ nos dedicamos a recomponer un archivo fragmentado por el tiempo. En el presente la obra se plantea con todos los significantes de la época en la que surgió, y con los significantes del presente en esta especie de segunda vida”, indica la artista.

Artista cubana Quisqueya Henríquez.

Por otro lado, reflexiona: “La acción tiene varios disparadores. Los históricos, como las relaciones imperiales respecto a la posición geográfica estratégica que es el Caribe, la relación insular con el mar y su circunstancia, hasta otros vinculados a mi historia familiar, sin olvidar aquellos que provienen de la propia historia del arte”. Y prosigue, “surgió de la necesidad de hablar sobre el mar desde algo tan cotidiano como un helado, y que a su vez ese helado tuviese la complejidad (sabor, color y textura) que implica la diversidad de historias y hechos que son parte de la conformación social y política de la región”.

“Desde la toma de agua hasta verlo condensado y listo para ser ingerido, el agua pasó de un estado a otro con la ayuda de un fabricante de helado y un ingeniero químico. Lo más difícil del proceso de elaboración fue mantener la consistencia cremosa que suele tener un helado dulce, cuando estábamos utilizando agua salada como materia prima. En la versión realizada para la exhibición ´El mundo de afuera´, en el Bronx Museum of the Arts, el agua viajó en galones, en estado líquido, desde República Dominicana a Nueva York. Esas y otras anécdotas son parte de ´Historia como rumor´”, dice.

Sobre la resignificación conceptual de la acción en el contexto actual y los “disparadores” que la impulsaron, la artista elaboró algunas observaciones para el “Archivo” documental. En el que denomina como “Las nuevas amenazas, referida principalmente a fenómenos como la migración y el narcotráfico -agudizados en la década de 1980-, menciona dos hechos históricos concretos: “la crisis migratoria del puerto de Mariel en Cuba, y el Regina Express, barco en el que más de una veintena de dominicanos pierden la vida intentando viajar como polizontes en la cámara de compresión del barco”.

“En el presente se suman otras nuevas amenazas, que son la crisis ambiental, el calentamiento global que trae como consecuencia los huracanes de categoría 5, y el impacto negativo de la industria turística con la frecuente degradación de los entornos naturales que esta conlleva. Me siento aquí en terreno minado, pero si hiciera esta acción por primera vez en el año 2021, sumaría todo esto a mis detonadores”, reflexiona.

¿Cuál fue la recepción del público? “En la primera versión, realizada en el contexto de la feria de arte Art Chicago 2002, el público era muy heterogéneo, lo cual es característico de este tipo de eventos. La relación del público con el helado en esa ocasión fue entre la atracción y el rechazo, entre la negación a degustar un sabor desconocido y la inclinación por atreverse a probarlo. En el Bronx Museum of the Arts y en el Miami Art Museum, la recepción fue más distante, ambas en el contexto de un museo de arte, donde la interacción mayor tuvo lugar durante las inauguraciones. En Santo Domingo fue muy diferente, la recepción fue mucho más dinámica y llena de complicidades entre los integrantes de la escena de arte local. Amigos, colegas y audiencia asidua a exhibiciones de arte habían escuchado, o leído sobre la obra. Las expectativas fueron mayores y menos temerosas”, explica.

Henríquez se formó en el Instituto Superior de Arte de La Habana, residió en La Habana, México, Miami y “ha contribuido a establecer redes de trabajo más allá de su lugar de residencia” -explica Hermann-. “De ahí que su obra se encuentre en numerosas colecciones públicas y privadas como el Bronx Museum of the Arts y el Museo del Barrio (Nueva York), el PAMM de Miami, el Allen Memorial Museum of Arts (AMAM, Oberlin, Ohio), el Blanton Museum of Art de Austin (Texas), el Centro León (Santiago, República Dominicana), entre otros.

La conferencia inaugural y la muestra se puede ver en la página web del museo.

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