
Si hablamos de restauraciones, hablemos de este majestuoso palacete sobre la avenida Alvear. ¿Ya lo viste? Se trata de la residencia Llobet, que recuperó el esplendor que tuvo hace 115 años.
La fachada, por estar unos metros hacia adentro de la línea municipal, parece empotrada entre los dos edificios contiguos. En su frente, se ven las molduras que reproducen motivos de la naturaleza, guirnaldas y rostros angelicales.
Una buhardilla de pizarra y tres mansardas, rodeadas de ornamentaciones en relieve, rematan en lo alto. Las barandas de los balcones, las rejas y la gran puerta de acceso dejan ver el trabajo artesanal que se hizo sobre el hierro.
La mansión se creó entre 1904 y 1905, cuando el diplomático José Miguel Llobet encargó su vivienda familiar al ingeniero y arquitecto uruguayo Arturo Prins (quien proyectó la Facultad de Ingeniería de la avenida Las Heras) y al austríaco Oscar Ranzenhover.
Foto: Toribio Achaval
Dato de color: En esa época, las viviendas contaban con un subsuelo para las dependencias; una planta baja para la recepción, el comedor y los salones de estar y, muchas veces, un jardín de invierno. En la planta superior estaban las habitaciones principales y, arriba de todo, un desván para los empleados que convivían con la familia.
Llobet se casó con Susana María del Pilar Casares Martínez de Hoz, y no tuvieron hijos. Años después de la muerte de ambos, el palacio fue rentado por la firma Polo Ralph Lauren, que recicló por completo la vivienda.
En 2012, la empresa de indumentaria cerró el local. Editión privée, una firma de perfumería de autor, se hizo cargo de la mansión Llobet y volvió a ponerla en valor, luego de un minucioso trabajo de restauración. Fuente: Toribio Achaval
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